Comunicación es desarrollo
Comunicación para el desarrollo
Arbolsol - Mórrope
Ya son casi 06 meses desde que conocí Arbolsol, un caserío del distrito de Mórrope, donde movido por el entusiasmo y las ganas de ver gente empoderarse para lograr un fin, así como el querer aprender a desarrollar un curso a cabalidad, llegamos -junto con mis compañeros de grupo- a tal lugar, por recomendaciones de una integrante que ya tenía un poco de tiempo conociendo esa realidad; con el ímpetu, el miedo y la efervescencia juvenil por trabajar con gente que cuenta con una cultura tan llena de manifestaciones y tan diferente a la que se vive en la Universidad.
Fueron varias visitas a la "comunidad" como empezamos a llamarla, era una cuestión que iba más allá de cumplir con las exigencias de un curso, era darme la oportunidad de conocer gente nueva y emprender nuevas metas en lo académico, visionando un futuro al que tal vez me dedique al acabar la carrera.
Como cualquier persona, al comienzo la incertidumbre porque un extraño -yo- se acerque a preguntarte cosas era notoria, tal vez, durante las primeras visitas que hice me fue muy difícil relacionarme de manera normal con los arbolsolinos, al comienzo tenía que presentarme como estudiante y explicar el motivo de mi presencia, un motivo muy superfluo puesto que no podía dar a detalle el fin último de mi trabajo, el cual era implementar un resultado que permitiría que ellos mismos se unan en la lucha de cumplir un ideal.
Al investigar su simbología, me di cuenta de las cosas en la que ellos creían, sus costumbres, su cotidianidad; los pobladores de Arbolsol están sumergidos en los mitos y leyendas de los antiguos, creen en la sanación a través de la brujería, creen en el mal impartido por el envidioso o enemigo, creen en el "duende roba niños" es por eso que ningún niño está fuera de su casa al pasar las 06:00 pm.; sienten la inseguridad al temer por el robo de sus animales criados en los corrales de sus casas, el temor al sentirse desprotegidos por tener una ronda campesina inactiva, aunque confían mucho entre ellos puesto que sus vecinos son sus familiares, y son pocas casas en el sector que posteriormente se eligió para trabajar, el cual se redujo a San Antonio - Arbolsol; los jóvenes, adultos, o padres, trabajan mayormente en la pesca y la chacra heredada por sus antepasados; las mujeres solteras son en su mayoría niñas, muy activas y sonrientes, las madres son en su totalidad amas de casa, pero que son capaces de trabajar junto al esposo por el bienestar de los suyos.
Se continuó con crear lazos de confianza entre ellos, para que después logren el resultado.
Al investigar su simbología, me di cuenta de las cosas en la que ellos creían, sus costumbres, su cotidianidad; los pobladores de Arbolsol están sumergidos en los mitos y leyendas de los antiguos, creen en la sanación a través de la brujería, creen en el mal impartido por el envidioso o enemigo, creen en el "duende roba niños" es por eso que ningún niño está fuera de su casa al pasar las 06:00 pm.; sienten la inseguridad al temer por el robo de sus animales criados en los corrales de sus casas, el temor al sentirse desprotegidos por tener una ronda campesina inactiva, aunque confían mucho entre ellos puesto que sus vecinos son sus familiares, y son pocas casas en el sector que posteriormente se eligió para trabajar, el cual se redujo a San Antonio - Arbolsol; los jóvenes, adultos, o padres, trabajan mayormente en la pesca y la chacra heredada por sus antepasados; las mujeres solteras son en su mayoría niñas, muy activas y sonrientes, las madres son en su totalidad amas de casa, pero que son capaces de trabajar junto al esposo por el bienestar de los suyos.
Como
comunicador social descubrí en ellos sus necesidades, las de primera instancia,
la de segunda y las tercera, las cuales eran las que verdaderamente me serviría
paran trabajar un resultado. Dentro de los principales problemas están el tema
de la salud, la inseguridad, y su entorno vacío y hostil; re-descubrir cuál era
el principal, fue el reto que se asumió y eso se lograría con una interrelación
a fondo que solo el ojo clínico del comunicador podría observar, este punto ya
iba más allá de simplemente conversar con ellos, era vivir de cerca su realidad
y mirar a través de sus ojos para determinar el tema que direccionará nuestro
resultado.
Cuando viví la
casi desesperación de unos padres que no encontraban un lugar donde atender a
sus pequeños hijos, los cuales estaban afiebrados y desencajados, noté que ese
podría ser el primer asunto por resolver, se consolidó aún más al recoger la
información obtenida por mis demás compañeros de grupo, donde la lejanía de la
posta, la falta de medicamentos cerca, y las pocas posibilidades de actuar
frente a una emergencia, se convirtieron en referentes de Arbolsol, quedando
por sentada la idea de trabajar en el sector salud.
Ya en aulas y
con el trabajo de clase, la idea tomó forma, y se representó en la creación e
instauración de un botiquín comunal, confiando en que las familias de San
Antonio trabajarían juntas como ya lo han hecho, reactivarían sus lazos de
hermandad y se unirían para lograr lo planeado.
Los espacios
de diálogo eran generalmente en el club de artesanas, y lo constituían mujeres
y niños, donde se hablaba del quehacer diario, de los proyectos que tenían, y
demás cosas alejadas de sus problemas, los cuales se tocaban cuando estos
estallaban y ya no había más remedio que hacer; esto solo traslucía la falta de
importancia que se le daban, la naturalización de las desdichas y el poco
interés por resolver este tipo de cuestiones.
Para afianzar
el resultado se elaboraron actividades, hoy por hoy, ya se están desarrollando
dos de ellas, y es muy visible ahora la importancia que se le da al cuidado de
la buena salud.
Desde la
primera actividad, gracias a profesionales de la salud, se empezó a crear el
"bichito saludable", empezando por algo básico: el lavado de manos.
Se continuó con crear lazos de confianza entre ellos, para que después logren el resultado.
Ahora, tocaba
saber si esto estaba dando frutos, tocaba preguntar otra vez, escuchar por aquí
y por allá, para deducir que el tema de la salud estaba dando sus primeros
brotes en los arbolsolinos; una tarde al hacer una visita de activación para la
siguiente actividad.
Tuve la oportunidad de cenar dentro de una familia, donde de ellos mismos salió el tema de la lejanía de la posta, de no tener un lugar cercano dónde obtener alimentos, de no saber que hacer antes casos de emergencia.
Me comentaba el Sr. Pedro Valverde (cabeza de la familia) quién estaba sentado al frente de la gran mesa en la que se compartía arroz, pescado frito y chocolate en jarro, que la gente se mostraba interesada con atender su salud de manera responsable, me atreví a preguntar al Sr. Pedro si en caso de alguna emergencia estaría dispuesto a llevar en su camioneta a quien lo necesite, me respondió tan amablemente que ya había puesto a disposición su movilidad ante cualquier caso de emergencia, sea la hora que sea, también me comentó que después de la actividad, entre las madres surgía la auto-evaluación de no darle el suficiente cuidado a sus hijos con cosas simples pero vitales para el día a día, como lo son: el lavado de las manos, el atender una gripe leve como se debe, el preocuparse por dolores surgidos y no sólo esperar a que pase; finalicé ese día con la satisfacción de estar sembrando buenas matas de principios del resultado.
Otra experiencia personal fue la de escuchar una conversación después del habitual partido de fúltbol en el que juegan los jóvenes y adultos de la comunidad, en la cancha donde realizamos una de nuestras actividades, entre ellos comentaban y se organizaban lo que podían hacer en caso de emergencia, de que un niño esté con fiebre muy alta, o que un adulto se sienta muy aquejado, sacaron a manera de lista quienes tenían moto o camioneta, y de ser posible, que si necesitaban la ayuda para cargar algo que les avisaran, noté la confraternidad entre ellos y también me propuse la meta de hacer que los varones se unan aún más en las actividades que próximamente realizaremos, puesto en los casos que de ellos mismo salió, necesitaremos de su fuerza, y sobre todo de su ayuda.
Espero que el resultado siga el cauce que los arbolsolinos mismos se están planteando, que los vínculos se afiancen aún más, y sobre todo, que las familias al descubrir en nuestra próxima actividad lo que es un botiquín comunal, anime en ellos el trabajo en conjunto para este bien común; mientras tanto, yo seguiré animando a la participación y sobre todo a la acción...
Tuve la oportunidad de cenar dentro de una familia, donde de ellos mismos salió el tema de la lejanía de la posta, de no tener un lugar cercano dónde obtener alimentos, de no saber que hacer antes casos de emergencia.
Me comentaba el Sr. Pedro Valverde (cabeza de la familia) quién estaba sentado al frente de la gran mesa en la que se compartía arroz, pescado frito y chocolate en jarro, que la gente se mostraba interesada con atender su salud de manera responsable, me atreví a preguntar al Sr. Pedro si en caso de alguna emergencia estaría dispuesto a llevar en su camioneta a quien lo necesite, me respondió tan amablemente que ya había puesto a disposición su movilidad ante cualquier caso de emergencia, sea la hora que sea, también me comentó que después de la actividad, entre las madres surgía la auto-evaluación de no darle el suficiente cuidado a sus hijos con cosas simples pero vitales para el día a día, como lo son: el lavado de las manos, el atender una gripe leve como se debe, el preocuparse por dolores surgidos y no sólo esperar a que pase; finalicé ese día con la satisfacción de estar sembrando buenas matas de principios del resultado.
Otra experiencia personal fue la de escuchar una conversación después del habitual partido de fúltbol en el que juegan los jóvenes y adultos de la comunidad, en la cancha donde realizamos una de nuestras actividades, entre ellos comentaban y se organizaban lo que podían hacer en caso de emergencia, de que un niño esté con fiebre muy alta, o que un adulto se sienta muy aquejado, sacaron a manera de lista quienes tenían moto o camioneta, y de ser posible, que si necesitaban la ayuda para cargar algo que les avisaran, noté la confraternidad entre ellos y también me propuse la meta de hacer que los varones se unan aún más en las actividades que próximamente realizaremos, puesto en los casos que de ellos mismo salió, necesitaremos de su fuerza, y sobre todo de su ayuda.
Espero que el resultado siga el cauce que los arbolsolinos mismos se están planteando, que los vínculos se afiancen aún más, y sobre todo, que las familias al descubrir en nuestra próxima actividad lo que es un botiquín comunal, anime en ellos el trabajo en conjunto para este bien común; mientras tanto, yo seguiré animando a la participación y sobre todo a la acción...
Juan,
ResponderEliminarDe eso también se trata.